Corría el año 1994 y yo iba de vez en cuando a casa de mi amigo Alberto para ver cosas de ordenadores. Él se había pillado un flamante 386DX a 33 Mhz mientras yo seguía con mi cacharroso XT. Así que cada dos semanas me pasaba a ver cómo evolucionaban los PCs y qué juegos habían salido. Además, Alberto compraba algunas revistas extranjeras sobre el tema. Aunque mi inglés en esa época daba para muy poco, se notaba una gran diferencia con las revistas españolas. Con ver las fotos y entender algún titular me bastaba.
Llegó un día en el que Alberto me tenía que enseñar algo espectacular, algo nuevo. Con un poco más de prisa de lo normal, me planté en su casa. Espectación, intriga, dolor de barriga, ¿qué sería aquello que tenía que ver?